lunes, 4 de enero de 2016

ESTOY EN EL TRABAJO Y ESTOY ENFADADO

Estoy en el trabajo, y estoy tan aburrido de esto que, quisiera estar en una caja de chocolates; tendría que estar parapléjico para eso, ser blando y ser dulce, pero además de eso estar bien conservado y ser comestible. Una cuantiosa e infinita lista en cuanto a maneras de ser y de estar que me faltarían para llegar a tal estado. ¡Demoniaco trabajo que me absurdece cuando alcanzo el límite de la monotonía!

Mis ideas, un montón de imposibles deseos que sólo pueden ser decibles, deseos dulces en la imaginación, amargos en el fondo. Y solamente son decibles, porque únicamente en el límite de mi lenguaje fracasado, pueden deshacerse de esa carencia de necesarias formas para ser o para estar. Juego con mi imaginación o mi imaginación juega conmigo.

No sé hasta qué punto a de arrastrarme la insensatez en este juego innecesario de palabras. Y todo, por el desquicio que crea en mí este trabajo. Cansado de ser un individuo, pegado a sus inexcusables labores diarias tras un escritorio, tendré que renunciar, pero renunciar definitiva e irremediablemente a esta mi condición condescendiente, atravesar los límites de una actitud conformista, y saltar en seco sobre el vacío, hasta alcanzar ese yo íntimo e irracional para permitirme ser sólo palabras.

O simplemente adaptarme y ser pesimista, reconocer que éste es sólo un juego de palabras, un laberinto en el cual mi mente se pierde irremediablemente, sin ganas de perder pero perdiéndolo todo, por esas ganas irresistibles de ser libre, aunque sea sólo efímeramente.

Luis c. Torrico.