DE: Gustavo L. Ruiz
Como todas las mañana, el joven Batarazo salía con su vincha
y sus auriculares a correr, mínimo dos horas mientras escuchaba la canción de
Rocky.
Esa mañana mientras el joven héroe se encontraba entrenando,
en la granja ocurrió algo muy raro, de pronto se levantó mucho viento y mucho
polvo volaba por el aire. Los habitantes se asomaron para ver que ocurría, y es
entonces que escucharon un fuerte grito, como rugido de truenos, que paralizo a
todos en la granja, tres veces esa horrible y gruesa voz gritó lo mismo…
—B A T A R A Z O O O….
El líder de la comunidad se asoma y ve algo que lo paraliza,
los gritos venían de la criatura. Sí, esa criatura que supuestamente había
muerto estaba ahí parado en dos patas buscando a su hijo.
Todos vieron tembloroso como la criatura (el gran gato
montés) se acerca al gallo líder y le pregunta en un tono diablesco…
— ¿Dónde está tu hijo?
—Eee... no está— contesto tartamudeando el gallo padre
—Pues dile lo siguiente, mañana a esta hora vendré por él,
si no está devoraré a todos— dijo la criatura y luego dio media vuelta
pegándole fuertemente con su gran cola negra al tembloroso líder de la granja.
Dos horas más tarde cuando Batarazo regresaba vio como todos los habitantes de
la comunidad se alejaban con maletas con grandes bolsos y muchos víveres.
—Pero… ¿Qué ocurre? ¿Por qué razón se marchan?— pregunta
Batarazo
Y un cabrito muy enojado lo empuja y le dice…
—Por tu culpa, mentiroso, ¿no era que mataste a la criatura?
El atlético gallito presintió lo ocurrido y fue en busca de
sus padres que también estaban empacando.
—Padre ¿qué está pasando?—pregunta Batarazo
El padre le cuenta lo sucedido y lo abraza mientras le dice
—Vamos, hijo tenemos que huir, no quiero saber que paso solo
quiero lo mejor para ustedes y mi comunidad.
Batarazo va corriendo a la entrada de la granja y se para en
medio de la procesión y dice en voz alta.
—No se marchen, no teman, puedo vencer a esa bestia.
—Si claro, como la otra vez ¿no?—dijeron algunos
—Esta vez estoy realmente preparado, en serio confíen en mí,
no se marchen por favor.
Todos se miraban entre ellos, pero nadie decía nada, y el
burro dijo entonces…
—Bueno nos quedaremos, pero esta vez no nos falle.
Todos volvieron a sus casas, aunque muchos no creían que el
joven tenga chance de ganar a la criatura aun así se quedaron.
El gallo padre no era muy optimista, aunque de todos modos tuvo
que confiar en su hijo.
El día paso rápido y la noche más rápido aun, llego la hora
señalada. Batarazo sale al gran patio esperando a su casi inmortal contrincante
y todos miraban en silencio, una nube de polvo reinó por unos minutos en la
granja y aparecieron muchos gatos familiares de la criatura, hasta la madre de
la bestia vino con su pañoleta en la cabeza.
No solo animales y gatos monteses vinieron, también llegaron
animales hasta de la selva, nadie quería perderse la gran contienda, creo que
también vino el león con el mono poeta, y animales del pantano.
Y cuando todos estaban ubicados en ronda, de entre los
gatos, sale la criatura, caminando en dos patas y moviendo su gran cola negra.
Superaba ampliamente a Batarazo en tamaño, peso y altura, el
gallo padre pregunta en vos alta…
— ¿Es necesario que peleen?
—Tú cállate— grito la criatura
Y empezó la voraz batalla, todos miraban pálidos y algunos
con las maletas listas para huir.
Batarazo dio sus mejores golpes y la criatura solo se reía, le dio un zarpazo
con sus afiladas garras y Batarazo cae de pico al suelo logra pararse y es
tumbado nuevamente, esta vez con la cola negra del invencible luchador.
Lejos de rendirse Batarazo eludía y aplicaba patadas
picotazos y peleaba con un Temple de acero. Ya los gatos monteses empezaron a
desconfiar de la victoria de su representante, al mismo tiempo, los animales
gritaban el nombre de ¡Batarazo! ¡Batarazo!
Era una pelea aguerrida donde las de perder siempre lo tenía
el gallito valiente, es entonces que el gato montés le pega dos zarpazos
seguidos y un colazo terrible… y Batarazo cae abatido con sus dos patas
aparentemente quebradas.
Un silencio de hospital inundó a todos y las risas de los
gatos eran cada vez más fuertes.
—Vamos, Batarazo levántate, vamosss—gritó la que era la
gallinita novia del joven
Y todos empezaron a gritar nuevamente en nombre del joven
héroe.
Batarazo ya sin fuerza y con el pico en el polvo, trata de
levantarse, extiende sus alas y vuela cual dragón de antaño.
El gato no puede creer lo que ve e intenta alcanzarlo con
las garras y es ahí cuando Batarazo en medio de gritos y aplausos se tira sobre
el gato y antes de llegar a su objetivo, frena en el aire esquiva la garra y le
clava el pico en la yugular.
La criatura cae y Batarazo sin parar aplica la gran
picotazos con mucha velocidad, y antes de meter el último picotazo vencedor,
mira a la multitud que gritaban de felicidad y ve a la madre de la criatura que
con las garras en forma de rezó lloraba. Batarazo paro de pelear y se acercó a
la madre que lloraba desconsoladamente y le dijo…
—Llévate a tu hijo y no vuelvan nunca más a mi granja
—Realmente eres un valiente— le contesto la madre
Y todos bailaban de alegría mientras se marchaban los
intrusos gatos. Mientras Batarazo era puesto en camillas se acerca un gato montés,
aparentemente el hijo de la criatura, y le da un papel para luego marcharse con
una caminata desafiante, Batarazo lee el papel, sonríe y lo tira por el aire.
Un chanchito que estaba vestido como el joven héroe alcanzó
la hoja y lee en voz baja
Colorín colorado