lunes, 7 de septiembre de 2015

CUENTO SIN NOMBRE


Cuentan las protagonistas de esta historia que, vivieron en el campo y durmieron toda su vida bajo el mismo techo junto a otros tantos desconocidos, y que las noches eran frías y el viento pasaba silbando y golpeaba las ventanas. Pasaron toda su infancia viendo por la ventana como el viento alzaba la tierra seca y la golpeaba en la ventana hasta dejar el vidrio opaco.

Sus cuerpos desnudos padecieron juntos en la misma cama. Cuando sentían hambre lo sentían en un sólo estómago y cuando comían dialogaban y lo hacían muy cerca la una de la otra, eran dos seres idénticos, cuando una se sentía triste la otra también lloraba y cuando una se enfermaba la otra también padecía de igual forma.

Calzaban del mismo número y sólo compraban tres zapatos para ambas, o más bien ocultaban el cuarto bajo la cama. En las fiestas de su comunidad se hacían presentes con sus tres zapatos recién comprados y para no caer nunca, bailaban las dos juntas, y cuando ya estaban cansadas se iban a sentar también las dos juntas.

Regularmente y al finalizar el día, después de sus hacendosos quehaceres, se iban a acostar y se contaban cuentos hasta quedar dormidas, soñaban que se iban por caminos diferentes y entonces despertaban y se regocijaban de que solo era un sueño que soñaron las dos a la misma vez, y así continuaron sus vidas hasta el final de sus días, las dos juntas, porque...

…eran siamesas.

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE GUALDO
De: Luis c. Torrico


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