sábado, 12 de septiembre de 2015

CHICO CIELO Y LA NIÑA VÍBORA


DE: Lucas de Laiglesia

El jueves pasado sobre las siete de la tarde estaba callejeando por el centro, buscando el metro más cercano para volver a casa, y pasé por delante de un cine cutre. Había pósters de las películas que proyectaban en la fachada, uno de ellos era de fondo azul claro, con dos monigotes mal dibujados emulando un dibujo de un niño, y en una tipografía infantil ponía “Chico Cielo y la Niña Víbora”, tenía una pinta horrible y me pareció apropiado entrar a verla, sólo y sin ganas. Me reconfortó la fealdad de la situación, el día tenía un aura de desgana general y decidí dejar de luchar contra él, de todas formas el disco que me acababa de comprar no me gustaba y el médico se negaba a darme pastillas de las que toman los hiperactivos (no recuerdo para qué las quería ahora mismo)


Entré, tenía algo de encanto el sitio, sin salirse de su estética cutre tenía su encanto, estaba poco iluminado y las paredes eran de un rosa pastel que recordaba a cine antiguo a lo art déco, igual lo era, pensaba que seguramente me gustaría más si fuese un cine nuevo que hubiese optado desde el principio por ese look triste y decadente. La taquillera era guapa, no tenía agujeros para los pendientes.


“¿Le puedo ayudar en algo?” preguntó.


“Una para la del chico y la chica” un plástico sucio cortaba el mostrador en dos, separados por la suciedad transparente.


“¿Una?” subrayó.


“Sí, sólo una”


La película blanda e insípida, amor indie manufacturado en el Hollywood de baja gama, no me acuerdo de casi nada, había una pareja, pero ni el chico volaba ni la chica era un reptil escamoso ofidio de cuerpo cilíndrico y alargado, cabeza triangular y con dos dientes retráctiles y huecos en forma de gancho con los que al morder inocularía el veneno que produce en una glándula con la que están conectados.


Al final se dijeron te quiero, todos se dicen te quiero al final, después del te quiero se funde a negro, no se sabe que pasa después, igual no se volvieron a ver. Ojalá hubiese visto Serpientes en el Avión.


En el metro de vuelta un hombre me juró que de joven fue muy importante.


No hay comentarios:

Publicar un comentario