martes, 1 de septiembre de 2015

LO NEGRO


De: ZahoryEtoile


En la obscuridad de la noche, perlas de olvido iluminan mi rostro, una silueta vaga se aprecia entre las sombras, un recuerdo, me azota con violencia, dejando las sombras atrás y arrastrándome a la luz.

Durante el período negro, me sentía tranquila; en la inconsciencia no había dolor, no había placer, no había nada... Hace unos instantes a penas, era tan solo una niña.

Era una niña indefensa, una niña pérdida, una niña pequeña; que fue engatusada por la astucia de un lobo veterano, que con artimañas deseó hacerse de su candidez, de su virtud, de su inocencia…

Y la lleva a preguntarse ¿Será que debo hacerlo?... ¡Pero ya es muy tarde! ¡Lo ha hecho! ¡Ha sucumbido a los placeres de la carne! ¡Ha dejado su voluntad a un lado y ha regalado su más preciado acto de inocencia!

Un beso robado, ha hecho que deje de ser una niña y comience a ser una mujer… después del beso, ha rodeado su cintura… -De no haberlo permitido, de no haber correspondido, no lo habría perdido todo-, después del beso, la ha estrechado entre sus brazos, después del beso ha hecho que ella perdiera la cabeza con sus palabras de amor, con su voz ronca y autoritaria, con su don de mando y su excelente hacer… después del beso.

La sucesión de hechos ha sido como un torbellino, ha perdido la compostura, ha ocurrido en medio segundo, el calor, -ardía por dentro- la agitación, -sentía el corazón en los oídos- la incertidumbre, -de lo que proseguía- crearon el momento perfecto para el querer.

Sentía incendiarse por dentro, sentía que se ahogaba en sí misma y se ha dejado deslizar en el mullido sofá. Ha permitido que él husmeara bajo su falda, que él allanara en su intimidad. El beso, ese beso fue su perdición, fue ahí donde perdió el interés en las muñecas, fue ahí donde el "jugar al te" se extinguió, todo lo perdió, todo se acabó.

Su humanidad jamás volvería a estar intacta, siempre haría falta algo, ese algo, esa estrechez de su ser, de su mente, porque ahora su mente se abría paso ante las dudas, ante el deseo de experimentar, su cuerpo se abría paso ante las ganas, de ser y hacer; se disputaba dentro de sí misma, una pelea interminable, entre el deseo de esa deliciosa fricción, de esa "petite-mort", de ese ejercicio vigoroso, contra el deseo de querer hacer lo correcto... ahí reside todo, lo bueno, lo malo, siempre en una balanza, siempre en igual cantidad y dándole a uno la opción de elegir, ¿Qué desea uno hacer? ni ella misma lo sabe, porque no ha decidido si corromperse más de lo que ya lo ha hecho, o intentar en la medida de sus posibilidades, hacer "lo correcto" con los restos que quedan de ella.

Todo por culpa de ese beso, por culpa de aquel momento de debilidad, por culpa de ese calor, de ese temblor en las piernas, de ese vació en el estómago, de ese palpitar de su corazón reventándole los oídos, todo por culpa de ese aliento mentolado, de esa saliva cálida y vigorizante, de esas manos que después de estar tan lejos, dejaban a su paso llamaradas de calor, pues de repente estaban por doquier, todo por culpa de ese cuerpo que la presionó contra el sofá... todo por su culpa... todo por mi culpa.

¿Y ahora? ¿Ahora qué? ¿Qué prosigue después de haber hecho lo que ha pasado? ¿Qué debo hacer después de haberme entregado? ¿Después de haberlo disfrutado? ¿Después de haber pedido más?... Nada queda, más que sucumbir de nuevo a la obscuridad de la noche, solo sumergirme en el período negro del que he despertado, arrullarme con la suave cadencia de su respiración y su corazón latiendo en mi oído, permanecer como estoy, quieta y rodeándolo con mis brazos, esperando el amanecer, esperando que no quiera irse, y que si se va, me regale un poco más de él, para colorear mi insípida vida, que no volverá a ser la misma, porque no habrá más muñecas, ni más juegos de té, porque ya no quiero jugar, ahora lo quiero hacer realidad.

Tal vez lo habré perdido todo, pero me encontré a mí misma, me gusta y no pienso cambiar.

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