viernes, 18 de septiembre de 2015

NADIE SE MUERE SI NO ES EN INVIERNO


Nadie se muere si no es en invierno. Me lo dijo la abuela que conocí recién ayer, la abuela que nunca tuve, para conocerla tuve que comer naranjas en la soledad y crecer sin esperanzas. Un recuerdo inexistente pasa por el pequeño cuerpo para atormentarlo, es el Parkinson, quizás sea también el reumatismo.

Nada más conmovedor que una espalda curveada por el peso de los años, la infancia vuelve pero los recuerdos se borran con arrugas, la piel es una herida abierta permanentemente con la cual se puede bien sufrir sin resentimientos.

Nunca te vayas abuela, tu eres el mejor ejemplo de que no he sufrido aun lo suficiente…


DE LA SERIE: LOS RELATOS DE GUALDO
De: Luis c. Torrico



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