viernes, 31 de julio de 2015

NO PRESUMO DE MI VIDA PORQUE A TODOS LES PARECE UNA BASURA

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico   


No presumo de mi vida porque a todos les parece una basura, me levanto a cocer habas porque las odio, me duele uno de los ojos de tanto leer en la oscuridad pero lo ignoro, prefiero seguir leyendo mientras mastico un pedazo de vidrio que ha quedado a mi alcance después que reventó el foco de la habitación. Sí, esa es la vida que llevo, en la oscuridad y comiendo lo que más odio en la vida porque no queda otra cosa para cocinar, entonces ¿por qué tendría que presumir de la vida que llevo?

¿Solo por qué soy joven y estoy en la flor de mi vida? Imagino junto a mi dolor de ojo que la vida a mi edad es terrible, la oscuridad le dará pronto muerte a mi ojo, pero eso no me importa porque prefiero hablar de la vida con un solo ojo, con un solo diente en la boca, con un solo mechón de pelo en la cabeza y con mucha hambre, ¿y en ese estado quieren que presuma de la vida?

Vayan a preguntarle a las viejas de la vida, ellas podrían presumir al menos de un pasado, yo no puedo presumir ni de un pasado ni de un presente, menos de un futuro; porque al parecer no lo tendré y eso tampoco me importa. Pero no sean entrometidos, no se metan con mi vida, no sea que el mal de ojo sea contagioso, mejor se van por donde han venido y me dejan en paz con la oscuridad, mis libros, mis habas cocidas y mi boca torturada por un pedazo afilado de vidrio.

Para que me dejes en paz, te daré algo para que leas en tu propia oscuridad:

Libero mis senos en un laberinto fácil de cruzar, todos lo llaman deseo, ay una ranura ahí abajo, siempre la hubo, mis piernas juntan la ranura y luego la dejan separarse, respira mi piel con un olor extraño pero femenino, percibo alguna enfermedad quizá ahí abajo,  asumo que fue un contagio, cómo sucedió es algo que prefiero no recordarlo. A las tres de la mañana cuando presumo que nadie me está viendo porque esta oscuro, -aunque siempre esta oscuro en mi habitación- alimento mis deseos pensando en ellas, están lindas en la oscuridad, están lindas solo porque nadie las ve, no puedo ponerme alrededor de ellas porque esta oscuro y mis pensamientos están ocupando todo el espacio que queda, - eso solo se puede hacer en la oscuridad-

A las cuatro de la mañana el sonido de la calle ya me aturde, ya no puedo pensar, el espacio esta ocupado pero ellas ya no están, el ruido me roba todo, el sonido parece estar dentro de mí, pisadas que parecen estar pisándome dentro de mí, autos que parecen estar pasando y arrollando mis vértebras, que no grite nadie porque no soportaría tener a nadie dentro de mí.

No soy capaz de pensar si algún día tendré a alguien dentro de mí y no me refiero a un hijo, pero si tuviera a alguien dentro de mí no soportaría que se convierta en escritor y comience a escribir a propósito de mí. Mi vida es insignificante, ni la juventud ni la niñez es algo de lo que podría presumir, no creo llegar a la madurez menos a la vejez, además es algo que no quiero. Prometo que haré el esfuerzo supremo de aquí en delante para buscarme una vida, pero por favor no me pongan a presumir de ello, porque no es divertido para mí que la gente se vaya burlando y riendo de la vida que tengo o que pretendo tener, para mí en particular la vida que llevo no es para nada divertida y la paso mal, pero no por eso me tengo que poner a reír o llorar. Solo déjenme con mi vida, déjenme a mí misma mirarla con desprecio, disfrutarla o sufrirla a mi modo, mi vida no es una vida suave sino por el contrario es áspera, mi vida no es una tasa de leche sino más bien un trago amargo, no es algo para compartir; si ven mi exterior lo verán destruido, roído por el ruido, el vidrio y la oscuridad, si se preguntan por mi interior sencillamente no encontraran nada.

Fin de tu lectura.

Y ahora llevo una semana en la oscuridad, una semana con dolor de ojo, una semana padeciendo de hambre, una semana leyendo o pretendiendo leer en la oscuridad. La vida es peligrosa, quiero salir corriendo de ella y tú esperas que escriba algo de mí que suene a: juventud divino tesoro. Sencillamente no lo haré porque no tengo nada de que presumir en mi vida.


jueves, 30 de julio de 2015

POEMA SIN ESCRÚPULOS

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico   


Amo los mordiscos que me diste
Amo los pedazos de piel que te llevaste
Amo lo que fuiste hasta el día en que te llevaste
Todo de mí.


Amo el sabor de mi sangre en tu boca
Amo la forma de deshacerme y consumirme
Amo tu forma de idolatrar la tortura en tu torpeza
Amo toda esa rabia con que me dijiste tantas veces
Que era tuya.


Amo esa demostración de tu fuerza terrible
Amo la forma en que me hacías débil, sensible
Amo tu arrogancia, amo tu huida, tu cobardía
Amo la vida como te amo


Cuanto te amo…
Cuanto te amo…
Cuanto me dueles…
Cuanto he sufrido…
Cuanto tú me has hecho…
Cuanto te amo…

miércoles, 29 de julio de 2015

BADDIE WINKLE, ES MI TRATAMIENTO ANTIENVEJECIMIENTO

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico   

Baddie Winkle es una maldita loca y pervertida, y por eso me encanta, sobre todo cuando se fotografía agarrada de su Smartphone, diminuta y tranquila, con su pelo blanco como se ha puesto de moda ahora, solo que el de ella es un blanco natural. Como sentirse vieja con ella si a sus 86 se pasea semidesnuda por Instagram, me encanta verla mostrando lo que supuestamente ya no debe o ya no tiene, pero ella tiene más para mostrar que cualquiera de las semidesnudas que intentan venderse haciéndose pasar por artistas en Hollywood o por cantantes estridentes de Pop. Y solo ella, Baddie Winkley, las manda a callar cuando se aparece con sus pantaloncillos cortos o sus trajes de baño tan tentadores. El día que se apareció fumando un cigarro y traía puesta una camiseta con la inscripción: “will commit sins 4 chipotle” fue la gloria del pecadillo, y más cuando se apareció con ese atrevido adorno de hojas de árbol cubriendo solamente sus pechos y alrededor de sus caderas. Y, ¿Quién dijo que era una ridícula?

Desde verla tomándose una pastilla o tendida tomando el sol en traje de baño blanco es increíble en ella, es motivante, sobre todo porque nos enseña que transgredir cualquier norma la ha llevado a donde está ahora, disfrutando feliz de la vida. Por eso ella es mi inspiración, mi anfetamina, mi tratamiento antienvejecimiento.

A Baddie Winkle nunca la olvidaré. Por su sonrisa, por su arrogancia, por su manera de vivir.


martes, 28 de julio de 2015

BESO DE CHOCOLATE ESPERANDO UN LIKE

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico   

Ensucio mi boca con chocolate, uso el “Batón” como si se tratara de un labial, me pinto con él alrededor de los labios como si fuera una payasa y luego me saco selfies dando besos, subo el álbum de fotos y espero a que mis amigos le den un like, pero tal parece que a ninguno le ha gustado mi “beso de chocolate”, porque así es como he denominado el álbum de fotos, me siento ignorada y entonces les dejo un comentario que dice: “enójense conmigo”. Ahora si empiezan a responderme uno por uno.

Sus comentarios son de falsos halagos, de felicitaciones y haciendo presunción de una supuesta belleza de la que no soy portadora, basta ver cómo me he ensuciado alrededor de la boca con el chocolate. Y entonces subo otra vez el álbum de fotos, acompañado de un comentario que en esta ocasión dice: “Todos los mentirosos han dejado de ser mis amigos”. Y la sección de comentarios vuelve a quedar vacía.

Finalmente me pregunto: ¿para qué realmente sirve la sección de comentarios? ¿Para hacer más amigos o para terminar de conocer a los que ya tienes y decepcionarte de ellos?


lunes, 27 de julio de 2015

Queriendo entrar - Llegas







INVÍTAME A MORIRME AHOGADA EN MI PROPIO VÓMITO

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico    


Hoy puede ser que cumpla con tu deseo de verme muerta, en este preciso momento siento que me caigo, después de pararme para ir al baño siento que camino en el vacío, mi caminar es impreciso, me tambaleo en una cuerda floja inexistentes, camino entre huevos de codorniz que no existen, el ron estaba feo pero el wiski estaba duro, debí de seguir con las cervezas que comencé esta mañana, es tarde ya para arrepentirse mientras intento cruzar el corredor con dirección al baño. Y justo ahora siento un extraño hipo que golpea fuertemente la boca de mi estómago.

Me siento grave, espero llegar al baño antes que me ganen las ganas de vomitar, lo peor que me puede suceder es caer en el piso del corredor y al despertar no recordar nada, pero esta vez llegaré a tiempo y regresaré como si nada a la mesa, esta vez para seguir con el ron y dejar de lado el wiski, y adiós a las cervezas, quizá mañana me acuerde de ellas o quizá no. Pero por si me caigo, que nadie se apene, ese será un accidente del que nadie tenga la culpa, como el accidente de haber nacido, aunque de ese accidente si hay un par de culpables sueltos, de los cuales, por desgracia, aun me acuerdo.

Es extraño pero también recuerdo, en este trance hacia el baño, una caída que no sé realmente si paso o no pero igual voy a contárselas; yo estaba en otro bar no en este que utilizo de casa mientras pasan los días, y justamente andaba yo camino al baño, recuerdo casi entre nubes que, tras poner un pie dentro de aquel baño de mujeres, mire chueco a una estúpida que me miraba llegar mientras se arreglaba el pelo con una peineta entre sus greñas, al instante nos odiamos en silencio y yo quise seguir mis pasos más adentro sin darle mayor importancia, sobre todo para no seguir aguantando sus horrendos ojos encima de mí, pero de pronto resbalé y fui a dar al piso, casi no recuerdo el golpe pero recuerdo bien la humillación que sentí en frente de la greñuda, ella lo primero que hizo fue mirarme como si nada pasara y siguió arreglando su grasoso pelo, pero no pudo ignorarme y se quedó mirándome tirada en el piso, yo casi no podía moverme y parecía que tenía un caparazón de tortuga que me sujetaba al piso, aun así no me sentía indefensa pero la idiota no dejaba de mirarme y a la vez seguía arreglándose el pelo con esa fea peineta, de repente se asoma a quien sabe qué, me mira más de cerca y se ríe de mi desgracia, me daban ganas de escupirla pero eran más mis ganas de vomitar, tenía los ojos lagrimosos y no era de rabia, menos de impotencia, sino porque ya tenía el vómito encima, y ella me asechaba como si fuera su presa y se reía al verme así, quise levantarme a golpearla pero mi caparazón me pesaba en ese momento, solo tuve fuerzas para mirarla fijamente con mis ojos llenos de ira y balbuceante decirle: ¡vamos! Ahora invítame a morirme ahogada en mi propio vómito, p...

viernes, 24 de julio de 2015

TUS OJOS DE CARTON

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico  


Quiero dibujar tus ojos en pedazos de cartón reciclado, bajo la lluvia mi mano buscará tu mirada, en un pedazo de cartón gastado encontraré un hoyo para encontrar tu alma, la lluvia lavará tú alma y yo meteré mi mano por el hoyo en el cartón para dejar bien limpia tu alma. Hay días que amo el cartón como si por sí solo fuera una obra de arte, amo el cartón antes siquiera de empezar a dibujar tus ojos encima, me emociono sabiendo que tus ojos saldrán del cartón para mirarme y yo me acostumbraré a recordar tus ojos como un dibujo de mi mejor lienzo, ya he gastado mucho tus ojos y tu mirada en mi memoria así que está bien quedarme sólo con un dibujo de ellos.

Un día de estos, me animaré a sacar el dibujo de tus ojos en limpio y lo subiré a mi cuenta de Instagram, así todos podrán conocer (o reconocer) la belleza de tus ojos en mi dibujo. Por el momento iré perfeccionando mi dibujo, tomaré ese otro pedazo de cartón lavado por la lluvia, y con un pedazo de tiza repasaré los trazos de tus ojos hasta dar con las formas y sombras correctas que me permitan reflejar tu belleza, la dulzura y candor con que recuerdo tus pupilas, tus pestañas de fuego y esas gotitas de lágrima cristalina que caían por mi culpa, hasta entonces seguiré buscando pedazos de cartón en los basureros y trozos de tiza que me sirvan para seguir dibujando tus ojos.



jueves, 23 de julio de 2015

EN UN CUARTO CUALQUIERA, CON CAMA Y TODO

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico  


En una habitación cualquiera, con cama y todo, una poetisa está presentando sus mejores relatos, una presentación a la que asisten únicamente sus seguidoras por las redes sociales, porque ésta es una presentación fugaz y mediática de sus escritos. En completo silencio, esos relatos serán leídos y repetidos una infinidad de veces por cada una de sus seguidoras. Y cada una la seguirá en su respectivo lugar y a su modo, una de ellas por ejemplo; asistirá con su pijama puesta, con el pelo suelto, descalza y solamente con las calcetas en los pies, otra con un vaso de jugo en la mano, bebiendo tragos cortos en tanto sigue con los ojos la lectura, otra encenderá un cigarro y se pondrá a fumar el resto de la noche, y otra se acomodara bien los lentes antes de ponerse a leer atentamente, casi sin pestañear.

Y ni que decir de los seguidores, esos que siguen la presentación casi a escondidas con la intensión de pasar desapercibidos, esos que aman los textos aquí expuestos y se sienten identificados, aunque claro prefieren no reconocerlo. Habrá también de esos que asisten curiosos casi sin conocer la obra de la artista, pero que tras una breve lectura ya se sienten atraídos, sino identificados por la obra que aquí se expone. Y no faltara quien se pregunte; ¿pero, qué clase de presentación es esta? Qué clase de vida, donde una artista presenta su obra en un insignificante cuarto de casa, con cama y todo, y que todas sus seguidoras y seguidores lo aceptan, sin esperar siquiera estar presentes físicamente sino a través de sus redes sociales, que presentación de una obra tan disparatada.

No faltará quien, en franca contradicción, y en voz baja diga: esta sí que es una verdadera presentación de una obra de arte, aquí no hay falsos seguidores, no hay especuladores, ni presentaciones alabanciosas, esto no tiene nada que ver con la farsa de palabras bonitas, esto si es alucinante y fantasioso pero a la vez muy real, porque todo lo que aquí presenta la escritora es directo a cada una de sus seguidoras, aquí no caben los lujos, no hay recintos de fama ni salones exclusivos bien adornados para la ocasión, esto si es de verdad, esta es una presentación como un ritual de red social en el que cada quien asiste por internet.



miércoles, 22 de julio de 2015

EL BAÑO, EL MEJOR LUGAR PARA ECHARSE A LLORAR

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


No existe mejor ni peor lugar para llorar que un baño, no hay lugar más solitario y más frío para hacerlo, sentarse en el retrete y empezar a soltar las lágrimas, a veces pausadamente y con resignación, otras inconsolablemente soltando entre sollozos verdaderos gritos de dolor, con toda la rabia que ya no se aguanta de seguir guardando tras tanta desilusión. El momento más amargo es cuando se quiere acabar con la vida, hay quienes pasan y sobreviven a ese momento, hay quienes no lo hacen; de todas maneras no puede haber momento más crítico que encontrar un cadáver en el baño. A muchos les parecerá repugnante y cobarde lo que digo, pero es lo que pasa y en esos momentos no están los que repugnan, los que te acusan de cobarde, en ese momento ¿dónde mierda están para sacarte de ahí? Porque no hay mayor cobardía que juzgar lo que no se puede impedir.

El tiempo ha pasado mientras llorabas en un baño, has llorado sin vergüenza porque lo hacías en privado, las paredes del baño eran tu celoso resguardo, las paredes del baño guardaran en secreto y para siempre cada una de tus lagrimas por todas las veces que hayas ido a llorar encima de su retrete o en el piso,  esas cuatro paredes han escuchado tu llanto, tu sollozo y tus gritos, han soportado los golpes de puño que has dado desfogando tu rabia y ¿has tenido la delicadeza de agradecer todos esos momentos de confidencialidad que te ha brindado el baño para llorar?

Un sinfín de veces te has encerrado en el baño, has mirado al piso sin decir una sola palabra y sin pedir permiso te has puesto a llorar sin que nadie te lo impida, sin que nadie te eche o reproche, en la soledad del baño has encontrado consuelo para tu sufrimiento, has sabido hundirte en el dolor y exclamar, gimotear, gritar, jalar tus cabellos, dar golpes de dolor, patear, chillar, maldecir, escupir y quizá hasta vomitar, para luego tirarte al piso perdiendo todo tu valor, sin un poco de amor propio, sin importarte nada en lo absoluto, solo abandonarte en el piso del baño en posición fetal con la cabeza apoyada en tus manos, el frío del baño y su silencio sepulcral.

Por tal motivo deberías tener respeto por el baño, porque es lugar de culto y recogimiento para el dolor.


martes, 21 de julio de 2015

BESOS AZULES EN LAS PAREDES o ESPEJISMOS EN EL ESPEJO

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


La habitación está plagada de besos azules en las paredes, el aire contenido en la habitación es tan suave que puedo sentirlo abrazando mi cuerpo, los nombres de mis amigas están pegados en las nubes que entraron por la ventana esta tarde mientras ventilaba la habitación del sol que se había asentado en la cama. Cuando miro al espejo veo una extraña con los ojos extraviados, perdida como una sordomuda moviendo la cabeza de una lado al otro, -tu cabeza es un péndulo, tu cabeza me da mucha risa- estoy siendo irónica y payasa, ahora tengo una nariz de payaso encima de mi nariz de pinocho. De todas maneras quiero abrazarme contigo que estas mirándome del otro lado del espejo, de todas maneras quiero desnudarme contigo que estas al otro lado del espejo y hacer una fiesta romana contigo, quiero castigarte y quiero que me castigues. Mis pobres ojos ya no aguantan leer tantos piropos colgados como anuncios en el espejo. Sólo yo me miento, sólo yo intento hacer una verdad de una mentira y por eso tengo nariz de pinocho, por eso mastico una vieja tachuela ya carcomida por mi saliva pensando y deseando que un día se deshaga mi boca de mentirosa, esa otra yo que me carga de sonrisas a pesar que este: nostálgica, furiosa o moribunda por dentro, es la verdadera mentirosa. Tengo mil formas de engañarme, una de ellas es viéndome al espejo y mentirme, tengo mil caras para sonreírle al espejo pero ninguna es verdadera, tengo una nariz de pinocho y una nariz de payaso encima.

Ustedes los besos, son reales en mi cuerpo, yo de tonta me miento en el espejo. Ustedes conocen mi circo interior, ahí yo soy la payasa, la que se acuesta con un falso trovador y poeta, la que se muestra en imágenes indecorosas, yo soy esa. Yo soy la floja y sinvergüenza, yo soy la juerguista que exhibe más que sus pensamientos su cuerpo, la que se acuesta con cualquiera, pero al mismo tiempo soy la inviolable. De momento tengo besos azules pegados a mi cuerpo, al menos eso tengo; son los besos de mis amigas que vuelan encima de mí como recuerdos, los besos de desconocidas que al menos me dicen que me quieren a través del espejo, me quieren con un querer eufórico, me quieren sin control, me quieren y por eso me lo piden todo, me quieren con una entrega total y sin privaciones, me quieren al límite, me quieren como quieren a los fantasmas, es decir me quieren sin pudor ni vergüenza. Mis ángeles carcomidos, insanos y profanos, mis ángeles queridos, ¿gusanos infieles de dónde han venido? –Mi risa es descontrolada- Yo los imagino en forma de besos que penetran mi cuerpo, hacen ranuras en mis pechos, me socavan con dolor, me hacen llorar, me hacen perder la risa, ¿besos por qué son un dolor físico tan fuerte?

Ahora me siento cansada para seguir amándolos, para seguir viéndome en el espejo, ahora quiero ir a dormirme, dejar la cama vacía para acomodarme en cualquier rincón oscuro. Ahora tiemblo de frío con mi cuerpo votado, tengo hambre como siempre, tengo ganas de orinar que no resisto, extraño cada beso que arruina mi cuerpo. Ahora estoy llorando, ¡déjenme!


lunes, 20 de julio de 2015

MASTURBACIÓN vs ANIME

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


Un anime es visto por alguien en mi habitación y se masturba, ese alguien soy yo. Hoy es un día disfuncional como cualquier otro, no funcionamos correctamente como deberíamos de hacerlo, en este preciso instante deberíamos de estar en alguna universidad o escuela estudiando, pero eso no nos funciona. Para mí las 9 es demasiado temprano y he dejado un montón de escritos a medias para poder masturbarme. Y si he elegido hacerlo con anime es por pura moda y no por gusto; pero alguien debería de inventar ya, un anime con el que pueda interactuar directamente y tener sexo, porque finalmente ¿cuál es el propósito del anime?

Como estoy despierta desde la madrugada, he estado hablando por teléfono con algún anónimo deprimido que quiso violarme por teléfono y de deprimido quiso pasar a acosador, pero le corte de inmediato, y no porque me estaba acosando sino porque me estaba cansando, es decir, si estar deprimido es absurdo más lo es estar deprimido y excitado al mismo tiempo.

Luego, me aburrí viendo cachivaches en los telediarios de la mañana y lo deje para pasar a hacer unos cuantos escritos, ninguno de ellos los he terminado y no creo que pueda hacerlo porque, ya saben, he encontrado algo más interesante y excitante para hacer, que es masturbarme.

Si tuviera mi propio anime en este momento sería de este modo:
Me acuesto con una cibernética millonaria con la que no uso preservativo, será porque las dos no tenemos miembro. Cada uno de nuestros secretos encuentros se lleva a cabo en un cibercafé que ella conveniente a preparado para la ocasión, le gusta exponer nuestros sexos en pantallas de plasma excesivamente grandes, nuestro senos en cambio se exponen cada uno por separado mediante cámaras acondicionadas a cada costado de nuestros cuerpos, mientras que para el momento culminante usamos una sola cámara, pero de esas de alta definición y con lente de extensión para una resolución profunda.

Y para que nuestros gemidos se escuchen en sonido dolby digital HD Sourround se han conectado fabulosos micrófonos por todas partes; como sea, comenzamos a navegar por nuestros cuerpos. Simulando su mano tengo que meter artefactos en mi zona íntima, porque a ella le gusta mucho el cibermanoseo, mientras ella ve al detalle mi zona íntima en una de las pantallas de la sala de cine que tiene en su mansión a la cual llama cibercafé, va operando y manipulando a distancia aquel artefacto que hace de mi intimidad su centro de observación.

Mi intimidad en su pantalla ha pasado a ser un archivo en HD. Mientras que el artefacto ha pasado a ser un componente que se ensambla a mi sexo para cumplir una función orgiástica, y así ella desde donde se encuentra me va produciendo tele-orgasmos que escucha, siente, ve y registra por sus pantallas y sus equipos de sonido altamente tecnológicos.

Los besos y lamidas salen de control y no saben a húmeda boca sino que salen más bien a  plástico y aluminio, teniendo sexo así me siento más un artefacto que una humana, pero así debe de ser el cibersexo de última generación.

Definitivamente esta es la forma más indigna y absurda de tener sexo, pobres los que en su momento tuvieron y aún tienen que conformarse a tener sexo bajo sofisticados artefactos tecnológicos, debieron sentirse marionetas o títeres.

Como sea a esta hora solo he sentido la necesidad de certificar y dejar por escrito que es lo que estaba haciendo, solo para justificar ante mi misma más tarde en que he perdido el tiempo. Ahora apagaré el anime porque ya no lo necesito, dejaré este papel y el bolígrafo para seguir haciendo lo que mejor se hacer este día, que ustedes ya saben que es.


domingo, 19 de julio de 2015

SUICIDE

De: Angel

          
Las últimas chispas del cigarrillo caen sobre el lavamanos teñido de rojo. Levanto la vista hacia el espejo, y apenas logro ver con lo empañado que está el cristal. Es una figura muy delgada, de cabello desordenado, ojos llorosos, y una cicatriz en la mejilla. Cuánto odio esa cicatriz...

Fue un día como tantos, en el que mi padre llegaba ebrio a mi casa. Después de haber golpeado a mi madre y a mi hermano, se dirigió hacia mí, con un cuchillo. Era el momento que tanto esperaba, pues sabía que llegaría; pero mi reacción no fue la misma que siempre imaginé.

Tomé a mi padre por el cuello, y le asesté una patada en la rodilla. Con lo ebrio que estaba, no tardó en caer de bruces al suelo, soltando el cuchillo. Me senté sobre su abdomen, y lo miré directo a sus ojos, perdidos entre sus cejas pobladas y su nariz enorme. Sí, está claro que mis facciones son de mi madre.

“¿Te gusta esto?”, recuerdo haber preguntado, mientras tomaba el cuchillo y lo deslizaba a algunos centímetros del ojo derecho, dejando caer la sangre sobre su rostro enrojecido.

Le doy otra bocanada al cigarro.

He olvidado el licor en mi habitación… ¿cómo lo voy a disfrutar así? Aunque, pensándolo bien, el alcohol disminuye el dolor, y eso es malo.. Bueno, ¿qué más da? El cigarrillo me produce casi la misma sensación.

Le doy otra bocanada, y entro en la bañera.

Me siento, acunando mi cabeza entre mis rodillas desnudas, al igual que todo mi cuerpo. Puedo ver el suelo húmedo de la tina bajo mis pies, tan blancos como la cal. Vuelvo a llevarme el cigarro a la boca, la última vez, y lo arrojó al suelo, junto a los demás. Frente a mis pies hay algunas tijeras con marcas rojas en los bordes, y uno que otro cuchillo pequeño. Cuánto los extrañaba, instrumentos de placer...

Oh, el olor metálico a sangre se impregna en el ambiente con tanta dulzura…

Casi puedo saborear la muerte; eso me estimula, y me excita en cierto modo. Oigo a lo lejos el teléfono de la sala, seguramente es mi madre, para avisar que ya llega… debo apresurarme. Abro el grifo, y el agua caliente cae sobre mí, confundiéndose con mis lágrimas y llevándose consigo la sangre seca sobre mis piernas.

Qué asco me da el agua, me deja sin pureza, me limpia de sangre. Es solo líquido incoloro, carece de ese sabor dulce, ese olor a hierro… Es tan asquerosa; la razón de mis duchas casi inexistentes.

Tomo una tijera, y la introduzco lentamente en mi antebrazo. El dolor se esparce rápidamente hasta mi hombro, y me entumece un poco el brazo; es tan satisfactorio que no dudo en volver a hacer un corte poco profundo un poco más abajo, a centímetros de mi muñeca. Aún no veo sangre. Mierda, no veo sangre.

Cuando caigo en la cuenta, el agua ya me cubre los tobillos y llega casi hasta mi ombligo, haciendo flotar mis instrumentos a algunos centímetros del suelo de la bañera.

Escucho el auto de mamá estacionarse. Debo apresurarme.

Una lágrima se desliza por mi mejilla, rozando mi cicatriz, y cae sobre el agua, dándole un color carmesí hermoso. Vuelvo a tomar la tijera, pero esta vez el corte es más profundo, y directo a la muñeca. Suelto un grito ahogado, de esos a los que ya me acostumbré, y la sangre empieza a brotar de mi muñeca como las lágrimas de mis ojos.

Parpadeo lentamente algunas veces más, y cierro los ojos por última vez.

viernes, 17 de julio de 2015

INVENTO MI PROPIA PARAPLEJIA

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


Tomo té y aspirina en la cocina. Luego paso a donde resplandece la televisión encendida desde anoche. -Aparato inútil incapaz de mostrarme por completo la vida.

Tendré que pegarme otra vez a la ventana, escuchar algún susurro que rompe el silencio de la tarde, y luego de varias horas esconder mis ojos al hastío de la tarde transcurrida, vieja herida no escuchar la radio desde hace días, escuchar todas esas canciones compasivas como basura enlatada de falsas esperanzas, idiotez que lamentablemente extraño. Pasaré a recostarme en el sillón con la intensión de relajarme y volver a quedar dormida.

Nada hace falta en mi silencio sepulcral y oscuro, el ruido tendría que arrastrase hasta desaparecerse, tendría que doler este dolor y no doler por falta de ruido, tendría que amanecer y no escucharse a las gentes yendo y viniendo allí fuera. Ningún ruido es necesario, el ruido es una costra que deja marcas, el ruido es un insulto en un grito, el ruido es una vergüenza bien mantenida, es la verdadera mentira con la cual todos pretendemos vivir bien una porquería de vida mal hecha.

A veces quisiera coserme la boca, cortarme las orejas como Van Gogh, ni siquiera respirar con tal de no hacer ruido, porque vivir en paz es estar en silencio, y no levantarse de la cama o del sofá produce una sensación absurda y maravillosa. Pero lamentablemente el ruido no me deja dormir y tengo que levantarme, con todo el asco que siento de hacerlo, salir de mi cama todas las mañanas significa llenarme de ruido y eso me enferma, quisiera no tener que hacerlo, o no poder hacerlo.

Imagino una mujer postrada en cama, una enferma del cuerpo que no tenga que levantarse nunca de la cama; y siento que ya no me hacen falta estas piernas. Un cuerpo débil y una mujer libre de la vida sería realmente maravilloso, y ya comienzo a imaginar mi enfermedad. Invento mi propia paraplejia, soy mañosa y mañana ya no me levantaré de la cama ni siquiera para ir al baño, las espinas del ruido ya no dolerán, o más bien sustituyo el dolor de ruido por el dolor de espalda.

Inventar mi enfermedad sería de lo más ingenioso, se me atrofiarían todos los músculos porque así yo lo dispongo, dejaría mis huesos de lo más extraviados a cualquier hora, hasta podría descubrir algún síntoma nuevo; como el mareo y el estómago revuelto a causa de la inutilidad de mi cuerpo, vomitaría cuanto entre a mi estómago incluido los supositorios aunque estos no venga directamente de mi boca, inventaría dolores miles en miles de puntos erógenos de mi cuerpo, y es que solo me familiarizo con estos puntos de mi cuerpo y no con el resto.

Al final esta paraplejia será mía, y solo yo la sentiré con tal de no sentir ningún ruido y quedarme en la cama, estando en esa circunstancia mi estado emocional sería mucho mejor, ya no gritaría de dolor sino que dejaría que otras emociones salgan desde mi interior, pero al igual que un dolor físico intenso dejaría que esas emociones me martiricen hasta hacerme perder la conciencia o la gordura, o ambas cosas.

No obstante y llegado a este punto, tendría que reconocer que, esta enfermedad con tal fiereza ha arrancado de mi vida la paz interior al igual que el ruido, y entonces tendría que reconocer que he vuelto a ser la misma excesiva, explosiva e inconsciente de antes a causa del dolor. Y que para dejar de ser explosiva necesito mi silencio, como única medicina para todos mis males. Reconocer que aunque quiera nunca podré tener esa mi medicina en ración completa y que siempre estaré enferma a causa del ruido y de otros depresivos desvaríos. 



jueves, 16 de julio de 2015

SI SIENTES ASCO POR LA SANGRE SERÁ MEJOR QUE TE LARGUES ANTES QUE…

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


Cuando entro a la cocina bostezo y siento hambre, pero tomo un vaso de agua y se me pasa. Cuanto más pueda me resisto a comer, pero cuando no resista más entonces me comeré el vaso, destrozándolo con mis propios dientes mientras me sangre la boca.

Si sientes asco por la sangre será mejor que te largues antes que vuelva el hambre a mi estómago. Mi boca será cortada con el filo de cada pedazo de vaso, la sangre reventará por entre mis dañados dientes, fluirá caliente la sangre, llenará mi boca y rebalsará por las comisuras de mis labios, pero lo único que me tragaré será el dolor, lo demás; por chorros gruesos se esparcirá a los costados de mi boca, junto a la sangre brotarán pequeños pedazos de cristal teñidos de rojo oscuro, la sangre espesa resplandecerá, y cubrirá toda mi mandíbula y se secara. La sangre seca se endurecerá en la piel y asqueará.

Pero la sangre no es ninguna suciedad, por lo que podría terminar lamiéndola, lamer la sangre seca para volverla liquida otra vez con una mezcla de saliva y así poder beberla, es una solución salomónica, después de todo: la sangre es sangre. Pero ese no es mi propósito ahora, solo dejar las heridas abiertas en mi boca, esas dolerán menos que las heridas que en mi interior ya estoy acostumbrada a sentir.

Por el momento desecharé la idea del dolor y me concentraré en el vaso, en la sangre y mi boca; el cristal del vaso es transparente, mi sangre es roja, mi boca es una boca humana. Las tres cosas se juntarán para volverse una sola cosa, el vaso se desintegrará en mi boca hecho pedazos, mi boca quedará malograda para siempre y la sangre será el factor en común entre ambas partes. La sangre pondrá de manifiesto que tan humana es mi boca, y el vaso roto perderá su transparencia en mi sangre, ambas cosas terminaran fundiéndose en una sola cosa conteniéndose de mi sangre.


Nota

Con toda esta alusión a comerme un vaso y sangrar mi boca pienso que crear historias, novelas, poemas o versos a propósito o en torno a vampiros y otras necedades como cierto libro y película crepuscular a la que hago referencia indirecta ahora, es toda una estupidez, así que, con respeto a nadie, les recomiendo que ni los lean ni que los vean. Y así haremos historia siendo anti-crepúsculo.

miércoles, 15 de julio de 2015

COMO QUISIERA QUE ESTA DESCONOCIDA FUERA MI MADRE

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico  


Una desconocida hace bromas con mi cabello, y a pesar que se burla y se ríe es dulce conmigo;  que se refieran a mí ridiculizándome es normal, pero que lo hagan con cierta demostración de afecto, eso es novedoso para mí. Lo cierto es que cada vez que se ríe de mí se rasca la panza, imagino que le da mucha hambre, o que disfruta tanto el reírse de mí que lo hace hasta que le duela el estómago.

Pero mientras me está insultando y ridiculizando en frente de todos, no escucho de su parte ninguna palabra de odio hacia mí, no escucho ofensas tales como: fea o tonta, desgraciada o viciosa, floja o mal vestida, insultos que estoy acostumbrada escuchar a diario. Más al contrario, a pesar que sus palabras me golpean, en cada una de ellas percibo una cierta melodía que hace que me concentre en su boca y en ese sonido tan amable al referirse a mí. Nunca las ofensas me habían parecido tan dulces, y es que esta desconocida despierta en mí ciertos afectos que ya había olvidado de tanto guardármelos.

Aunque sean puras ofensas o puras burlas percibo dulzura en cómo me las dice, y el hecho de que termine riéndose me hace pensar que no hubo ninguna mala fe de su parte, además hay que tomar en cuenta que es una enferma mental y que deambula en las calles sin rumbo, ni hogar, ni destino. En su locura, esta mujer me encuentra cierta gracia, quizá me encuentre rara o desgreñada pero eso no le causa indignación sino más bien risa, mi aspecto no le causa ninguna decepción o vergüenza; no le causo pena, no le provoco desprecio con mi manera de ser, para esta mujer no soy motivo para mantenerme escondida, más al contrario, expone con gracia todos mis defectos o mis rarezas, por lo menos a esta desconocida le alegra mi presencia.

Como quisiera que esta desconocida fuera mi madre…

martes, 14 de julio de 2015

BESOS ROBADOS EN LA CALLE

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


Cada vez que miro explotar un beso en el aire lo veo en azul, y luego de quedar un rato suspendido en el aire se evapora en celeste sobre el cielo primaveral. ¿A ningún beso robado en la calle le interesa quedarse en azul? Cada vez que los besos robados comienzan a desaparecer en el aire quisiera llevármelos en el bolsillo y amar a cada uno en silencio. Cada beso perdido en el aire debería ser retratado en un cuadro, maquillado en una obra de teatro, retocado en una canción, o que se yo, pero cada beso robado en la calle debería de acabar en una boca y no en el aire.

Qué importa que acaben en mi boca, pero dénmelos, entréguenme a mí todos los besos desperdiciados en la calle, yo sabré amarlos, yo sabré prostituirme en cada uno de ellos, que importa que las bocas de las más bonitas no supieron guardarlos, en mi fea boca podrán encontrar su cobijo, en mi boca libidinosa y grosera sabrán ser correspondidos. Denme a mí todos los besos robados en la calle que yo sabré corresponderle a cada uno en cuerpo y alma.



lunes, 13 de julio de 2015

VOY A USAR MI CUERPO, VAS A USAR MI CUERPO

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA

De: Luis c. Torrico


Cuando utilizo mi cuerpo es un arma que uso en mi contra…

Voy a usar mi cuerpo para seducirte. Por pura frialdad voy a consentírtelo, por puro descaro voy a ofrecerte las caderas, y voy a tener que balancearme sobre tus brazos, entregarte mi calor, ofrecértelo para tu frialdad y en nombre de la frialdad que compartimos. Amo mis labios pero igual te los tengo que entregar en la cara, no eres precisamente quien amo pero de todas maneras voy a moverme contigo, voy a juntarme contigo y vivir un romance podrido con olor a resaca.

Voy a depositar mi cuerpo en tus manos para ver como lo deshojas como una margarita; voy a fijarme cómo, con qué precisión lo deshaces; con la minuciosidad de tus manos, con la suciedad de tus besos, hasta buscar tu saciedad en mi carne. Voy a tener cuidado con tu cuerpo no con el mío, voy a cuidar tu salud emocional para que tengas buena conexión emocional con el cuerpo que consumes; en todo caso, eso nos va a dar a los dos lo que buscamos, una emoción fuerte. Luego voy a mirar el espacio vacío que queda en vez de mi cuerpo, ese espacio vacío que estaba en mi interior y que ahora saldrá para ocupar el espacio de mi cuerpo.

  •      Desde hoy y para siempre voy a deshacerme de tu cuerpo. Pero antes, es lo único que voy a poseer. Voy a usar tu cuerpo y lo voy a tener recostado en algún rincón, voy a expirar tu cuerpo hasta que quede sólo tu abandono, con mucha insolencia voy a consumir tus labios y voy a cerrar tu boca, a tus ojos voy a ponerles fecha de caducidad reciente y voy a quitarlos de mi vista, y a tus manos, ay a tus manos las dejaré que se consuman solas en las caricias de mi cuerpo. Y con mi cuerpo, con mis manos, con mi boca y mi aliento, voy a saber exactamente qué hacer con tu cuerpo para que se calle y se ahogue definitivamente. Tu corazón en cambio, latirá pero sabrá que hacer para callar su esperanza, inesperadamente y convenientemente en una madrugada muy fría yo sabré a hacerlo desaparecer, pero hasta el crimen más perfecto tiene sus contrariedades, y aun así seguirá latiendo en mi mente para el resto de mi pesar y para carcomer mi mente hasta que se descomponga y se pudra junto a este cuerpo que adoras ahora.


Y a la postre, en el vacío que dejaste hoy, extrañaré tu cuerpo, extrañaré tu panza y tus vertebras salidas, tu sudor y tus cabellos desprendidos pegados a tu sudoroso cuerpo. Y me preguntaré, si aún el vacío que ha dejado tu cuerpo me extraña, porque mi cuerpo después de ti ha quedado extraño, irreconocible, más corrompido, más desprotegido, más abandonado que el tuyo.

Y al final, después de entregarle mi cuerpo él entenderá que, lo que quería ya lo he obtenido.


Buenos días, para empezar la semana, compartamos este video.






domingo, 12 de julio de 2015

ELEGIA A MI UÑA

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico

Su despedida me produce una gran tristeza, su alejamiento me provoca nostalgia por todos los momentos transcurridos; quizá juntas rasgueamos una guitarra, quizá simplemente raspamos un recipiente mientras lavábamos los trastos en la cocina.

En su lugar queda una gran sensación de ausencia. La recuerdo toda de blanco, o de negro; expresando nuestro antagonismo, nuestras ganas de manifestarnos en contra de todo. Pero también la recuerdo teñida de colores, oculta bajo formas y figuras que cambiaban por completo su aspecto y el mío por supuesto, andar de colores nos daba una apariencia mucho más amable que el negro, menos ñoño que el blanco, los colores encima le daban a ella un brillo de alegría, como si anduviéramos de fiesta.

Los recuerdos son muchos, y ahora se van con su caída, con esa su forma de despedirse de mi lado, tan unidas que habíamos sido, ahora ya no la tengo al alcance de mi mano, o de mi dedo, pero la vida algún día tenía que separarnos, y por eso le dedico esta despedida. Si ha llegado la hora de su partida, pues que se vaya, ya vendrán otras como ella, ya crecerán otras que me animen la vida, aunque quizá como ella lo fue no se volverá a repetir, quizá fueron aquellos momentos los especiales y no ella, pero lo cierto es que me tocó compartirlos junto a ella.

Es todo lo que diré, y ahora dejaré que se marche, fue parte de mí y ahora ya no lo es más, es como esos amores fetiches que llegan a la vida en circunstancias inexplicables y luego se van. ¡Ahora ya márchate!, y dejas de ser aquí mi uña.

viernes, 10 de julio de 2015

COMPARTIR UNA HABITACIÓN A OSCURAS

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico

Compartir una habitación a oscuras es un fraude, sobre todo porque mi cuerpo no encuentra tus manos. El fraude del tesoro prometido jamás encontrado, no vale la pena. Solo quiero irme a casa y dormirme agarrada de mi perro, aquel que se ha robado todos los peluches solo por darles un jodido mordisco. En mi cama si me puedo sentir una ramera exótica, cubierta del pecho por mi peludo perro. Pero así duerma con el perro, en mis sueños estas tú apareciéndote en la oscuridad, apretándome en tus brazos, robándome el aliento, matando mi resucitada soledad, marchitando mi individualidad, y por eso te odio. Si tuviera que expresarte mi rechazo te ignoraría, pero no puedo.

Cuando estoy a solas con alguien, cierro mis ojos, y cuando siento que al fin lo he logrado, no puedo, porque mi cuerpo sigue buscando tus manos. Entonces tengo que huir de esas manos que me tocan y salir huyendo. Te odio.

Debiste de cruzar la puerta, cruzar los límites, pero no pudiste. Cobrar la forma de una fiera y arrancarme más que las vestiduras el alma, pero no pudiste. Debiste jugar conmigo, yo hubiera gritado como una niña, pero no pudiste o no quisiste. Hoy te odio con la convicción que mi inocencia no quiso tener entonces. Y para terminar con ese secreto que no pude contarle jamás a mi terapeuta, hoy tengo la fuerza para contárselo a todo el mundo. 

jueves, 9 de julio de 2015

LAS NALGAS A TODO LO QUE DAN

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico

Residuo de facilidad. Observo a Paola sentarse en la gradilla de concreto, con esa su faldita tan corta. Qué más da si junta las rodillas para evitar que se le vea algo de en medio, si sus nalgas ya han resistido el frío concreto. Redondas se hunden en la fría y dura superficie, confidencial explosión de no sé qué en mi interior, que acaba en sonrisa cómplice mirándola fijamente. “Las trae pegadas al duro concreto, afirma los pies en el suelo y cierra los ojos rápidamente como un reflejo, pero a nadie le importa eso, ni a mí, porque solo tú sientes como se contraen y resisten tus nalgas al frío y a lo duro".

Seguro una corriente de frío ha cruzado sus nalgas, y por eso ha tenido que cerrar los ojos como un interruptor que se apaga y se enciende. "Aun así, no puedo imaginar el frío que sientes, porque no puede haber cosa más fría que una gradilla de concreto a la sombra en pleno invierno". Y no te estremeciste porque cientos de chicos juegan a tu alrededor aprovechando el descanso de clases.

"El sol no llegará a esa gradilla, y tus nalgas se entumecerán y cuando suene el timbre para volver a clase; tendrás que levantarte y sentirás un escozor extraño en tus nalgas, que se prolongará mientras vayas camino al salón de clases, porque no podrás rascarte, y juntarás las nalgas en medio y caminarás como si no tuvieras nalgas. Y habrás deseado nunca haber sentido la necesidad de sentarte en aquella helada gradilla.
Sobre todo porque has perdido tu calzón en una apuesta, una apuesta que perdiste con el novio que compartimos".


martes, 7 de julio de 2015

¿SOLA OTRA VEZ?... NO, SOLA COMO SIEMPRE

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico

La literatura siempre es una huérfana, como yo, todos la abandonan mientras aman, mientras tienen una hija, un hijo, o un amante, entonces todos abandonan a la literatura. Como yo no tengo: ni hija, ni hijo, menos amante ando sola, como la literatura.

Paso la tarde sola, sigo el camino de unas viejas vías de tren, paso pisando la yerba crecida entre los durmientes y los fierros, paso sintiendo el frío en mis tobillos, el viento de invierno pasa moviendo la yerba, -demasiada vida para mí sola. 

Voy a pasarme el resto de la tarde hasta que oscurezca, viendo la yerba crecida en este viejo camino de ferrocarril, luego orinaré en algún rincón donde haya pasado pisando la yerba y regresaré el mismo camino hasta llegar a casa.

A mi llegada, lanzaré la puerta por mis espaldas, miraré de reojo a quien salga al paso con cara de espanto, sin importarme quien sea pasaré de largo. Me iré directo a mi habitación, sacaré el paquete de galletas duras del cajón de mi escritorio, tomaré la última galleta y me la llevaré a la boca, a la vez que me lanzaré a la cama, donde perderé el tiempo haciendo nada las ultimas largas horas que le quedan a este día de mierda.

Y luego, cuando el nuevo día haya comenzado y yo siga echada, unos irán a perder su tiempo estudiando, otros irán al trabajo a fabricar dinero sólo para sentirse menos mediocres. Mientras yo, (bueno por lo general eso no importa) pero yo definitivamente me quedaré aquí haciendo nada. 

lunes, 6 de julio de 2015

REPITO, ESTOY DESNUDA

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico



Voy camino a casa, estoy desnuda, es pleno invierno. Se me endurecen los pelos que hasta hace poco estaban húmedos y llenos de secreciones blancas. Repito, estoy desnuda.

Estaba en el cine viendo una porno sin argumento, ahí estaba más a gusto, estaba sudorosa y acalorada, no como ahora que siento las mejillas congeladas, así como mis nalgas. Repito, estoy desnuda. 

Me gusta sentir el viento entre mis piernas, pero detesto el viento helado, mis entrepiernas se endurecen y mis pasos se traban, parece que la sangre se bloqueara y la piel de mis muslos se pone rosada y se quiere endurecer. Repito, estoy desnuda. 

No entiendo porque todos a mí alrededor prefieren mirarme mientras estoy pasando y no ir mejor al cine porno, no soy hermosa y la calle por la que paso está sucia. Pienso en la posibilidad de que haya menos aberturas y curvas en mi cuerpo pero eso no es posible, quizá si habría menos curvas y aberturas en mi cuerpo me mirarían menos y repito, estoy desnuda. 

Aquel niño travieso está viendo las ranuras de mi cuerpo como si fueran su alcancía, y está ya buscando dentro de su pantalón, seguramente algo de valor que pueda introducir en las ranuras de mi cuerpo. Repito, estoy desnuda. 

Sí, estoy dispuesta a mostrar, pero si no te gusta tanto el pelo mejor retírame los ojos de encima, porque, si lo que te gusta son nalgas perfectas y senos voluminosos te equivocaste, soy solo una mujer como cualquier otra. 

Me gustaría participar en un medio pornográfico más participativo. -¿Te desnudas conmigo?

sábado, 4 de julio de 2015

ESTIMADOS RESIDUOS

Ayer un pez rojo murió en mi vientre, estalló y ahora cae entre mis piernas hecho pedazos. Esos residuos que, estimo se quedaran conmigo por lo menos un par de días más, se adhieren a mis muslos y me dejan marcas oscuras que luego caerán como cicatrices secas.


viernes, 3 de julio de 2015

ESTOY ENAMORADA DE LA MASCOTA DE MI VECINO

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De Luis c. Torrico


Uno de aquellos días, mi vecino (el extrovertido y pervertido) decidió tener una mascota. Sí, mi vecino, al que le gusta espiarme por la rendija de la ventana mientras me desnudo al llegar a casa, le da por pasear a su mascota justo después que yo llego a casa, le da unas vueltas por la misma acera y luego lo mete a su apartamento, no sin antes volver a pasar por mi ventana para fisgonear, sin pensar que lo único que encontrara serán mis ojos pegados a la ventana.

Pensara que lo fisgoneo a él mientras pasa por la calle con su mascota, y quizá por esa razón, va y viene por la misma acera, una y otra vez, con su peluda mascota de cuello tan firme, de patas tan ágiles que parecen deslizarse por lo alto como si flotara en el aire, con ese hocico tan macizo de colmillos blancos.

Y entonces el muy tonto al toparse con mis ojos, se muestra extrañado y sin saber cómo ocultar su desconcierto, jala de la correa al animalito tan bello que no merece ser arrastrado así por el pasillo hasta meterlo en su apartamento, y no merece ser tratado así porque talvez quiso mirarme a mí, quiso mirar mis ojos tras la venta que lo miraban a él y no al cretino que lo lleva a rastras.

Por las noches, mientras rigen las horas de insomnio en mi cama y mato el tiempo con la masturbación, lo oigo ladrar. Y en un trabajoso español le oigo ladrar un “te amo”, lo repite incansablemente con fuerza; sí, lo puedo oír clarito, es música para mis oídos, música con la que me dejo arrasar excitada sobre la cama, imagino esa melodía fabulosa saliendo de entre sus colmillos vigorosos, dejando a momentos colgar esa su lengua humedita, (húmeda como mi vagina que estoy frotando bruscamente) y mirando con esos sus ojitos en la oscuridad, repitiendo “te amo”. Mirando mi silueta desnuda apenas reflejada por las luces de la calle, oliendo mi excitación, salivando, deseándome, y dejándome ser su perra.

¿Acaso hay que ser lo suficientemente idiota para no darse cuenta? Estoy enamorada de la mascota de mi vecino. 

jueves, 2 de julio de 2015

ESTA CASA DE MIERDA

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico


Hace 20 años, nací junto a mi hermana siamesa, unidas las dos por los pezones, cuando me veo desnuda aun la siento unida a mí, colgando de mis pezones. Me veo en el espejo y me pregunto si era tan bella como mamá la recuerda. Y me pregunto también por qué la recuerda tan bella y por qué a mí no me dice lo mismo. Aunque al final no me importa.

No debería interesarme en lo absoluto, pero mirándome en el espejo, me acomplejo y corro a esconderme tras la cortina de la ventana, desde ahí miro mi reflejo en el espejo, mi cuerpo desnudo me gusta, siento que no es tan feo, pero no siento que mamá piense lo mismo. Y al final termina no importándome, salgo de la cortina, me subo a la cama cruzando las piernas, enciendo un cigarrillo, sigo mirando atenta el reflejo de mi cuerpo en el espejo tras el humo de mi cigarro…

Quizá es el reflejo de mi cuerpo el que encuentran feo, o quizá mi cuerpo sea solamente la sombra del cuerpo bello y perfecto de mi hermana, el caso es que en esta casa de mierda todos recuerdan su belleza, todos me hacen invisible tras su belleza, como si yo fuera la muerta. Quisiera gritarles a todos en esta casa de mierda, que la muerta es la que colgaba de mis pezones.

A fin de cuentas, la estupidez abunda en esta casa y yo debería lanzarme en revuelo de carcajadas sin importarme nada, porque al final, vendrá mamá a regañarme y a echarme en cara la belleza de mi hermana; escupo y maldigo. Luego me sorprendo del cinismo que abunda en esta casa de mierda, todos me miran con pena, se acercan con esa vil compasión a manifestarme su sentida lástima que me carcome por dentro.


A veces para escaparme de esta casa de mierda, necesito poner mis ojos de borracha, deliberadamente perder mis senos de vista y extraviarme en un jolgorio de piernas y abrazos; imaginar que aun llevo conmigo a mi hermana colgada de mis pezones y dejar que ella también pierda su belleza, en este trance de piernas abiertas y sudores que marean más que el alcohol. Levantar las manos y dejar que mi hermana se deje también un poco.

miércoles, 1 de julio de 2015

PREGUNTÁNDOME SI ME INTERESA CAER Y MORIRME

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico


Diminuta y tranquila, meciéndome entre el humo, preguntándome si me interesa caer y morirme. Precipitarme desde el humo de ese cigarrillo y que mi resto sea cubierto después por la colilla aun incandescente de aquel cigarro que ya se termina.

Si hubiera tomado mis analgésicos a las dos de la mañana, a esta hora no estaría cayendo en este precipicio. Le pido al vaso beber de su vino, le pido con estos labios sedientos. Me siento seca hasta la vejiga, quiero sentir algo, sentir que mi vientre está lleno y que mis entrañas están nadando en alcohol. Quiero sentirlo hasta perder el sentido.

Y luego despertar en este mismo asiento, con esta misma cara reflejada en el sucio espejo que oculta mis lagañas, sentirme floja, demostrar mi insolencia, sentirme puta y miserable. Quiero recordar cómo se juega “combate mortal” en el rostro de alguien, mejor si es fea para que así nadie lo note.

Pero luego pienso que sentiré la necesidad de huir y esconderme. Además sentiré la necesidad de tomar una pastilla y dormirme, necesito un buen rincón para hacerlo.  O mejor aún,  necesito una pistola y un encendedor antes de eso, un cigarro barato y una pañoleta que cubra lo suficiente mis ojos.

Hoy quiero quitarme mi desnudez apagando la luz, y decirle al silencio que un feo cuerpo se esconde en la oscuridad. Quiero dormirme abrazada de mis piernas como lo hacen los gatos y olvidarme del resto, porque el resto es inexistente en la oscuridad.

No soy drogodependiente, soy narcodependiente porque mi novio es un narcotraficante callejero. Dos de la mañana es mi hora favorita, tres ya no me gusta así que sigo durmiendo, seis de la mañana es la hora en que lo recuerdo y de siete en adelante son las horas de angustia; tiemblo, me encojo, lloro, mancho de rojo la sábana (al menos una vez al mes), luego sigo tirada en la cama, pierdo el hambre, siento dolor, solo eso siento, luego me quiebro, sigo llorando, hasta quedar adormecida de dolor, con los ojos hinchados y fijos como de la lechuza.

La próxima vez quiero morir de aburrimiento mientras tenga sexo, quiero vestirme e irme mientras aun no haya acabado la relación, quiero escuchar gemidos convertidos en decepción mientras estoy cruzando la puerta escapando. Pero a pesar de eso, quiero continuar conociendo chicas y chicos que sienten que prostituyen su cuerpo mientras corrompen el mío.

Últimamente he estado consumiendo ciruelas para sentirme verdaderamente relajada, siento que expulso mis culpas, luego pienso que, tanta culpa junta es un espanto.  Caminar hacia el baño es como caminar hacia la nada, me produce mareo.

Siento sufrir calvicie cuando me miro al espejo del baño, es a falta de algo como el sueño o el exceso como resultado de los piojos; dios no es libre de mis excesos, dios me visita en el baño, es el único sitio donde lo siento bondadoso, dios me mira como si este fuera año bisiesto, yo lo miro con hambre y con sueño, sea un día más o un día menos.

Luego le enseño el dedo del medio al espejo, y salgo. Me como una ciruela más y le digo a mi estómago ¡no me hagas esto! El sábado es paralizante: al amanecer se llegan a paralizar los pezones a causa del frío, llega la mañana y los sexualmente activos se despiden, yo los veo salir yéndose hacia sus casas, por casualidad alguien olvida un suéter roto dejándolo caer en el camino, del suéter se desprende un perfume femenino aunque el suéter es masculino, entonces me digo: ese no es un descuido. El suéter roto queda aparcado en un rincón hasta que alguien lo levanta para ponerse a olerlo. Al mediodía del sábado llega el hambre a posarse en mi estómago, ahí se queda el resto del día, una hora más tarde busco un libro para ponerme a leer placenteramente en el sillón, encuentro el sillón menos el libro, no obstante, ahí me quedo hasta que la noche ciega todo, incluso lo que queda del sábado. En sábado comienza para mí la semana.

Al final, solo estoy tratando de paralizar el resto de mi vida, lo cual significa que estoy sola, y que tú lo entiendes quizá algunas veces. Quizá lo entiendas definitivamente cuando vuelvas a releer estas hojas.