DE LA SERIE: LOS RELATOS DE
ELEONORA
De: Luis c. Torrico
Baddie Winkle es una maldita loca y pervertida, y por eso me encanta,
sobre todo cuando se fotografía agarrada de su Smartphone, diminuta y tranquila,
con su pelo blanco como se ha puesto de moda ahora, solo que el de ella es un
blanco natural. Como sentirse vieja con ella si a sus 86 se pasea semidesnuda
por Instagram, me encanta verla mostrando lo que supuestamente ya no debe o ya
no tiene, pero ella tiene más para mostrar que cualquiera de las semidesnudas
que intentan venderse haciéndose pasar por artistas en Hollywood o por cantantes
estridentes de Pop. Y solo ella, Baddie Winkley, las manda a callar cuando se
aparece con sus pantaloncillos cortos o sus trajes de baño tan tentadores. El
día que se apareció fumando un cigarro y traía puesta una camiseta con la inscripción:
“will commit sins 4 chipotle” fue la gloria del pecadillo, y más cuando se
apareció con ese atrevido adorno de hojas de árbol cubriendo solamente sus
pechos y alrededor de sus caderas. Y, ¿Quién dijo que era una ridícula?
Desde verla tomándose una pastilla o tendida tomando el sol en traje de
baño blanco es increíble en ella, es motivante, sobre todo porque nos enseña
que transgredir cualquier norma la ha llevado a donde está ahora, disfrutando
feliz de la vida. Por eso ella es mi inspiración, mi anfetamina, mi tratamiento
antienvejecimiento.
A Baddie Winkle nunca la olvidaré. Por su sonrisa, por su arrogancia, por
su manera de vivir.
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