miércoles, 22 de julio de 2015

EL BAÑO, EL MEJOR LUGAR PARA ECHARSE A LLORAR

DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico 


No existe mejor ni peor lugar para llorar que un baño, no hay lugar más solitario y más frío para hacerlo, sentarse en el retrete y empezar a soltar las lágrimas, a veces pausadamente y con resignación, otras inconsolablemente soltando entre sollozos verdaderos gritos de dolor, con toda la rabia que ya no se aguanta de seguir guardando tras tanta desilusión. El momento más amargo es cuando se quiere acabar con la vida, hay quienes pasan y sobreviven a ese momento, hay quienes no lo hacen; de todas maneras no puede haber momento más crítico que encontrar un cadáver en el baño. A muchos les parecerá repugnante y cobarde lo que digo, pero es lo que pasa y en esos momentos no están los que repugnan, los que te acusan de cobarde, en ese momento ¿dónde mierda están para sacarte de ahí? Porque no hay mayor cobardía que juzgar lo que no se puede impedir.

El tiempo ha pasado mientras llorabas en un baño, has llorado sin vergüenza porque lo hacías en privado, las paredes del baño eran tu celoso resguardo, las paredes del baño guardaran en secreto y para siempre cada una de tus lagrimas por todas las veces que hayas ido a llorar encima de su retrete o en el piso,  esas cuatro paredes han escuchado tu llanto, tu sollozo y tus gritos, han soportado los golpes de puño que has dado desfogando tu rabia y ¿has tenido la delicadeza de agradecer todos esos momentos de confidencialidad que te ha brindado el baño para llorar?

Un sinfín de veces te has encerrado en el baño, has mirado al piso sin decir una sola palabra y sin pedir permiso te has puesto a llorar sin que nadie te lo impida, sin que nadie te eche o reproche, en la soledad del baño has encontrado consuelo para tu sufrimiento, has sabido hundirte en el dolor y exclamar, gimotear, gritar, jalar tus cabellos, dar golpes de dolor, patear, chillar, maldecir, escupir y quizá hasta vomitar, para luego tirarte al piso perdiendo todo tu valor, sin un poco de amor propio, sin importarte nada en lo absoluto, solo abandonarte en el piso del baño en posición fetal con la cabeza apoyada en tus manos, el frío del baño y su silencio sepulcral.

Por tal motivo deberías tener respeto por el baño, porque es lugar de culto y recogimiento para el dolor.


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