DE LA
SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De Luis c.
Torrico
Uno de
aquellos días, mi vecino (el extrovertido y pervertido) decidió tener una
mascota. Sí, mi vecino, al que le gusta espiarme por la rendija de la ventana
mientras me desnudo al llegar a casa, le da por pasear a su mascota justo
después que yo llego a casa, le da unas vueltas por la misma acera y luego lo
mete a su apartamento, no sin antes volver a pasar por mi ventana para
fisgonear, sin pensar que lo único que encontrara serán mis ojos pegados a la
ventana.
Pensara que
lo fisgoneo a él mientras pasa por la calle con su mascota, y quizá por esa
razón, va y viene por la misma acera, una y otra vez, con su peluda mascota de
cuello tan firme, de patas tan ágiles que parecen deslizarse por lo alto como
si flotara en el aire, con ese hocico tan macizo de colmillos blancos.
Y entonces
el muy tonto al toparse con mis ojos, se muestra extrañado y sin saber cómo
ocultar su desconcierto, jala de la correa al animalito tan bello que no merece
ser arrastrado así por el pasillo hasta meterlo en su apartamento, y no merece
ser tratado así porque talvez quiso mirarme a mí, quiso mirar mis ojos tras la
venta que lo miraban a él y no al cretino que lo lleva a rastras.
Por las
noches, mientras rigen las horas de insomnio en mi cama y mato el tiempo con la
masturbación, lo oigo ladrar. Y en un trabajoso español le oigo ladrar un “te
amo”, lo repite incansablemente con fuerza; sí, lo puedo oír clarito, es música
para mis oídos, música con la que me dejo arrasar excitada sobre la cama,
imagino esa melodía fabulosa saliendo de entre sus colmillos vigorosos, dejando
a momentos colgar esa su lengua humedita, (húmeda como mi vagina que estoy
frotando bruscamente) y mirando con esos sus ojitos en la oscuridad, repitiendo
“te amo”. Mirando mi silueta desnuda apenas reflejada por las luces de la calle,
oliendo mi excitación, salivando, deseándome, y dejándome ser su perra.
¿Acaso hay
que ser lo suficientemente idiota para no darse cuenta? Estoy enamorada de la
mascota de mi vecino.
Hay "seres" que pueden darnos más amor, que un "humanito/a"
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