martes, 4 de agosto de 2015

DESCRIPCIONES

I

Esta chica es espesa, dura y áspera, lo digo por su carácter, a parte es terca e histérica a la vez; es carente de hambre y por ello es raquítica, no se peina y si lo hace queda peor.

Tiene los costados de su dorso aplanados y las caderas puntiagudas, su trasero es abultado, parece que estuviera rellenado de algodón, cuando lleva los jeans puestos parece el trasero de un hombre viejo. Sus piernas parecen dos palos ensebados, sus pies en cambio son planos y están descalzos todo el tiempo, parece que fueran parte del piso de mi dormitorio. Definitivamente esta mujer es una muñera, pero mal hecha.

Su cara alargada, sus ojos fijos casi rasgados con la mirada perdida todo el tiempo, sus orejas sobresalen, sus labios se entran a la boca, quijada metida, frente amplia con unos cuantos pelos cortos parados; finalmente su cuello alargado, con unas manchas que más parecen marcas de una estrangulación.

En fin, mejor dejo de mirarme en el espejo.

Esto da pánico y asquea, mejor salgo a buscar algo mejor que ver…


II

Traje una chica fácil a mi dormitorio, quería verla, así que le pedí que se desnudara, lo hizo sin complejos pero primero me pidió que le pagara.

Nariz prominente, con una arruga en medio, patitas de gallo en los ojos, rostro cansado inexpresivo, frente levemente fruncida, ojos hundidos, orejas apenas visibles por debajo de su melena que más bien parece una peluca. Y me digo a mi misma:

“Esta chica ya no es tan chica, mucho maquillaje encima”. Pero me gusta, quizá porque es alta y morena, tiene el trasero parado y hacia arriba, que envidia, axilas bien depiladas y coño apenas arreglado por los costados, entrepiernas bien gruesas y muslos firmes. Piernas largas.

Fuerte, alargada, brazos vigorosos, espalda bien tallada, costados gruesos más bien rollizos, pero de un porte bien firme. Repaso una vez más esas zonas invariables de su silueta, no encuentro sutileza, encuentro rigidez, pero no resistencia sino más bien disposición de su parte. Y entonces le hago el amor.


III

Esta chica es desesperante en la cama, pero es más desesperante y deprimente verme en el espejo.



DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico  

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