Lo que no dice la App
de tiempo, es que la lluvia será hermosa, que arruinaré mis zapatos caminando
entre charcos y barro, que dejaré las huellas de mis converse en el barro húmedo
y arrastraré la basura sobre el pavimento aún mojado. Lo que no dice la App del
tiempo es que camino con las manos en los bolsillos de la chaqueta, con los
hombros encogidos y el cuello metido, con la capucha puesta sobre mi cabeza y
debajo mi cabello todo enredado saliendo por todos los lados (al final mi
cabello quedara mojado). Lo que no dice esa App es que estaba un poco ebria,
caminando sin rumbo, con los ojos vidriosos y que al final me puse a buscar un
bar de locos donde todos estaban bebiendo como descosidos y yo tenía sed de
unirme a ellos mientras caía la preciosa lluvia.
Me gusta ver
desatarse la tormenta desde adentro de un bar mientras estoy tranquila disfrutando
con una copa de trago en mi mano, existe tanta calma dentro de un bar mientras
cae la lluvia y la gente corre despavorida para protegerse en algún lugar, las
gotas de lluvia se estrellan por miles encima del cristal de la ventana (al
estrellarse el ruido que hacen parece el de miles de agujas cayendo de punta
sobre el vidrio) luego el cristal se empaña y las gotas de lluvia comienzan a
chorrearse hasta perderse en algún borde de la ventana, relampaguea un rayo
encendiendo el asfalto de la calle, luego se escucha caer el ensordecedor
trueno y la gente corre como escapando del infierno, y yo me carcajeó dándole
un sorbo a mi copa.
Lo que la App del
tiempo no dice, es que en un bar bajo la lluvia me siento en el mejor de los
lugares, por eso mientras voy caminado bajo la lluvia, con mis ojos vidriosos y
mis manos en los bolsillos, voy buscando de reojo algún paraíso terrenal donde
ponerme a disfrutar tranquilamente de un trago mientras disfruto del
esplendoroso espectáculo torrencial.
DE LA SERIE: LOS
RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c.
Torrico
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