miércoles, 12 de agosto de 2015

MIS SESIONES CON LA LOQUERA

  
   
Ven, toma asiento conmigo, vamos a hablar, cuéntame tus sueños, háblame de tus traumas. Grita, patalea, llora, ven no te vayas, aun no te he abrazado, seca tus lágrimas y comencemos otra vez…

Hace poco descubrí a la intérprete de mis ficciones y pesadillas en el espejo, ella me dijo: mírame profundamente a los ojos, y yo la miré.

-aguanta la respiración un rato, y yo la aguanté.

-cántame aquella canción que cantas en las noches mientras te acomodas en posición fetal abrazando tus piernas en tu pecho, y yo se la canté.

Luego ella dijo; “cálmate y comienza otra vez” y cada noche lo mismo. Al final, las dos acabábamos calmadas en la cama, las dos con nuestras piernas abrazadas en la barriga, cantándonos.

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Al día siguiente, me levanté tranquila, como siempre me perdí el desayuno, ese era mi soberano gusto, nada inaudito, nada de otro mundo excepto para esta familia.

Y luego ella estaba esperándome en el espejo, nos miramos por un instante a los ojos sin decir nada, sin buscar nada en la otra, nos acercamos sin pretender nada en absoluto,  lo triste era saber que estábamos vacías. Para intentar llenar nuestro vacío, nos confundimos en nuestras pupilas por un momento, y antes de perderme por completo en sus ondas pupilas, ella dijo:

-Luego de acompañarte desconsoladamente todas estas noches, voy a leerte mis conclusiones:

Alguien arruinó nuestra vida el momento que nacieras, en las noches es cuando se acrecienta más tu ansiedad y te sientes terriblemente enferma y asqueada de la vida, pero siempre es de noche para ti, has bajado las persianas de la vida y has llegado hasta aquí para ocultarte de todo y de todos, matas el tiempo llenando hojas inútilmente, en realidad lo trágico y patético de tu vida nadie lo sabrá porque nadie leerá entre líneas, entre el vacío de las páginas y las palabras que escribes inútilmente. Pero, ¿Cuánto dolor te tragas en silencio? Es difícil saberlo, tus arranques de furia, tus lágrimas y lamentos no dicen nada porque quedan entre las cuatro paredes de tu dormitorio, todo te lo tragas en silencio, todo lo llevas muy dentro de ti y lo cargaras contigo  hasta el final de tu vida.

Eres una bomba de tiempo, reventaras llevándote a ti misma, eres tu propia terrorista, combates tu pequeña pérdida y cada día recibes un revés de la vida; vistes un poema triste todas las mañanas y lo sales a combatir a la calle, a sabiendas que perderás y que volverás cubriéndote el rostro con las manos, tragándote las lágrimas de pura rabia. Pero aun así eres irreverencia consumada, y así sales de casa, y así caminas por las calles solitaria, y así pasas hambre, y aun así subsiste tu silencio.

Pequeña suicida, a nadie le interesará si te apareas como una loca sin esperar nada a cambio, a nadie ya le dolerá si te embriagas y pierdes el sentido, si deambulas por las calles con los ojos vidriosos y llorosos, o solamente si vas aguantando la resaca con la garganta seca bajo el sol de la mañana, estas matándote a medias y por eso voy a hacer algo por ti.

Ha llegado y es el momento, de soltarse, voy a caminar junto a ti a la vereda de este camino que llamamos vida. Voy a andar contigo donde siempre es de noche, con tus ojos de ebria voy a deambular siempre a tu lado y en el frío, sin rumbo. Buscando un precipicio vamos a arrancar puro lamento del silencio, vamos a perdernos caminando largas horas hasta sacarnos el miedo de vivir, y caminaremos hasta temblar de frío, hasta sacarnos ampollas en los pies, hasta que nuestras penas se vuelvan invisibles y como dos insensibles dejemos de sentirlas.

Y cuando lo encuentre, no dudare en seguir adelante, simplemente voy a cerrar los ojos y voy a soltarme de tu mano para caerme.

Voy a caerme, voy a caerme, muérete conmigo.


DE LA SERIE: LOS RELATOS DE ELEONORA
De: Luis c. Torrico  

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